Iulia fallecida el 12/12/12


Iulia llegó a mi vida una fría noche de invierno. 
O mas bien debería decir que fui a buscarla sin saberlo.

Una persona muy cercana a mí, a la que quiero muchísimo me dio el aviso de un gatico negro y pequeño cobijado en su garaje, le estaba bajando pienso y agua y algún vecino mas debía hacerlo también.
Ya sabéis como es esto, los buenos a escondidas entre las sombras y los malos a voz en grito pidiendo que NO SE DE DE COMER Y BEBER AL ABANDONADO, AL ENFERMO, AL PERDIDO. 
Es de locos, es infame, es obsceno y es lo que hasta ahora hemos estado sufriendo y consintiendo.
El bicho en cuestión comenzó a hacerse sus cosas en el mismo garaje y aunque le dije de llevar arenero era tarde, la amenazaron con veneno, que es muy valiente y torero el asunto.

Total que de madrugada para poder sacarle sin problemas llegué con mi transportín, mis laticas para que entrara con hambre y las ganas de sacarle de allí y darle una oportunidad.
Al gatico le llamaban David y David conforme bajamos las dos al garaje hizo acto de presencia. Yo me quedé donde la luz, justo enfrente de la plaza de garaje y ella tras el coche con el transportín y la comida dentro.
Los animales son muy inteligentes, porque sienten e interpretan, no necesitan un Cum laude para saber que algo anda mal y él supo inmediatamente que algo tramábamos y por mas que ella le llamaba el no entraba al transportín. Y hambre, mucha, también había en el ambiente.
La luz de apagó en varias ocasiones y en una de las mismas, al darle al interruptor, en esos segundos de luz/ obscuridad que acompañan a las lámparas incandescentes vimos un rabico empinao bajo los coches a la velocidad de la luz entrar al transportín.
Por un segundo pensamos que era él, pero él nos miraba desde el coche inmediato. Era una bolica blanca con manchas y mucha suciedad y mucha pero mucha hambre.

David se quedó y esa es otra historia, pero Iulia se vino conmigo.

¿Por qué Iulia?, pues porque apareció en las afueras de Carthago Nova, en la Urb. Mediterráneo y porque a los Iulia a los que pertenecían César y después Augusto esta ciudad debe mucho.
Y porque era tan digna, aun siendo tan pequeña y estando tan sucia y asustada y hambrienta.

Nos tocó ocupar el baño y cuando abrió la veterinaria fuimos a verla
Iulia tenía un miedo atroz, era increíble.
Pensamos que estaba a pesar de lo pequeña que era preñada pero no.
Estaba limpia de enfermedades y pensé que sería cuestión de tiempo sociabilizarla y encontrarle casa.
De aquello han pasado del orden de seis años.

Durante este tiempo he sido casa de acogida en multitud de ocasiones y ha habido de todo. Lo que no cambió nunca fue el miedo de Iulia y en cuanto estuvo en régimen de puertas abiertas se sintió libre y no me dejaba ni tocarla. Era un animal muy sensible y creo que de haberle podido dedicar mas tiempo quizá hubiera acabado por dejarse tocar. Pero no fue así, ni dispusimos del tiempo para nosotras ni lo conseguí.
Siempre me ha despertado tanta ternura, tan grande conforme fue haciéndose mayor y con tanto miedo en su mirada.

Durante el verano ha hecho su vida en la terraza y en el invierno abajo en la casa. Siempre a la vista pero siempre alerta.
Llegó un momento en el que tiré la toalla a intentar cogerla y someterla a control alguno. Entendí que ella me diría cuando llegara el momento que se encontraba mal y que debía dejarle su espacio.

Ese momento llegó a principios de esta semana.
Iulia me lloró, me dejó tocarla e inmediatamente tiramos para el veterinario.
En mi descargo diré que a pesar de la sensación que me queda siempre de haber podido hacer más, en el caso de Iulia, creo que hice lo adecuado, creo que fue feliz a su manera, a su aire.
Ha estado atendida en básicos pq ni siquiera la pude llevar a esterilizar cuando he llevado a la mitad de los gatos callejeros de Cartagena. Nunca le ha faltado su pienso, su agua, su arenero limpio y su rayico de sol.
Ojalá me hubiera dejado además demostrarle con una caricia cuanto la he querido, no ha sido posible mas que al final.
Nos encontramos que estaba muy deshidratada.
Iulia es como son Rubio y Rubia, animales de un porte tremendo, en el caso de los hermanos que tenemos en Beatas están tremendos, pero Iulia conforme fue creciendo y haciéndose grande fue estilizándose, hasta que no la toqué no me di cuenta ni de lejos de lo que estaba ocurriendo. 
Ha sido todo muy rápido.
Se ha ido en días.
De hecho la encontramos tan débil que ni siquiera analizamos su sangre a la búsqueda de un porque.
La aislé en el jaulón y como véis no le gustó nada.
No sé vuestros gatos, pero estos se quejan dándome la espalda cuando algo no les gusta. 
Y eso hizo Iulia, me dió la espalda y tardó un buen rato en entender que era lo que tocaba y buscar dentro de todo comodidad





Ha sido todo muy rápido,  a pesar del suero y las vitaminas y el cariño y el calor no ha habido nada que hacer.
La Parca ha pasado por mi casa y se la ha llevado.
La última noche coloqué bajo su empapador la mantica eléctrica y la cubrí junto a mí en la cama.
Sabía que no había nada que hacer y no quería que se muriera sola, ni jaula ni sofá, bastante soledad a pesar de todo ha vivido cada día y cada noche.
Cada poco tiempo se despertaba e intentaba moverse, y sobre las tres y pico tuvieron lugar los estertores previos a la muerte.

Se quedó fría y quieta junto a mí y yo siento que me he quedado un poco mas sola.



                           

Mi pequeña Iulia nos espera a partir de ahora del otro lado y nos seguirá dando fuerzas para pelear por ellos.

Te quiero mucho Iulia, siento no haber podido hacerlo mejor.

Ana

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