Hazte casa de acogida

MI EXPERIENCIA COMO INTEGRANTE Y RESPONSABLE DE ADOPCIONES Y ACOGIDAS DE LA ASOCIACIÓN CUATRO GATOS CARTAGENA

Un buen día estando aburrida en casa mirando cosas en internet, miré a una de mis gatas y recordé lo mal que estaba el día que la recogí de la calle, al borde de la muerte, cuando aún era un bebé. Este recuerdo me hizo pensar en cuántos gatos estarían en la misma situación que ella, así que me puse a buscar información de protectoras y asociaciones de gatos en la red. Así fue como encontré a “Cuatro Gatos Cartagena. Defensa animal”. Leí todo en relación a la asociación y quise buscar una forma de ayudar. Lo primero fue llevar un saco de pienso al punto de recogida de alimentos para la asociación. Después traté en varias ocasiones de ponerme en contacto con Ana Rama, la anterior presidenta y actual secretaria de la asociación y ahora una buena amiga y compañera (me costó contactarla porque si hoy hay trabajo, no se puede imaginar el que habría entonces, que eran muchos menos y la cantidad de tareas que tendría Ana en aquel momento). Al final pude quedar con ella en una de mis colonias callejeras favoritas, hablamos, me explicó qué era y cómo funcionaba la asociación y me enseñó el resto de colonias. Fue fascinante, ¡Cuantos gatos en la calle!, gordos, preciosos, atendidos, esterilizados, cuidados y alimentados, parecía un sueño que nunca llegaría… pero ya había llegado y gracias a Cuatro Gatos Cartagena y a su lucha diaria.
Así que decidí implicarme un poco más y convencí a mi familia para ser casa de acogida. Desde entonces no recuerdo la cantidad de gatos que han pasado por mi casa para descansar y poder seguir buscando su lugar en este mundo, pero estoy segura de que pasan de los 20. Todos con sus historias a las espaldas, con sus traumas y miedos o con sus cariños y dulzuras. Nunca olvidaré el caso de Derek, un gato rubio que apareció en una calle del centro de Cartagena y que algo me decía que no podía estar ahí. Dos días después me di cuenta de que era ciego y no podía sentirme más tranquila de saber que estaba bajo techo y que jamás sabría lo que es la calle. Desafortunadamente no fue adoptado aquí porque los posibles adoptantes se echaban atrás al saber que era ciego, pero lo consiguió y está felizmente adoptado en Alemania. Él es uno de los tantos casos que han pasado por aquí y que han dejado huella en mí o en mi familia. 
Siendo casa de acogida, yendo a alimentar a las colonias, capturando gatos para esterilizar y difundiendo a los gatos, me fui integrando mucho más en la asociación, hasta el punto de convertirme en un pieza clave, la responsable de adopciones y acogidas. Antes de que me nombraran oficialmente como “vocal de adopciones y acogidas” de la asociación Cuatro Gatos Cartagena, yo ya desempeñaba esa labor mucho tiempo antes. 
Mi tarea es gestionar las acogidas de los gaticos que van entrando, hablar con quienes los encuentran y con quienes van a tenerlos en su casa hasta que encuentren un hogar. Entre mis funciones también está ir al veterinario si fuera necesario con los gatos que están bajo nuestra tutela.
Pero, lo más importante que realizo son las adopciones. Tengo un mail de contacto propio que es a donde llegan las peticiones de adopción ( cuatrogatosadopciones@gmail.com). Valoro la idoneidad de los posibles adoptantes, contacto con las personas que los tienen, concierto citas para que la posible familia y el gato elegido se conozcan, informo a los adoptantes de los trámites y condiciones de adopción, llevo al gato en cuestión al veterinario para su preparación (chip, desparasitación, etc), hago la entrega del gato previo contrato firmado por el nuevo adoptante y por mí en representación de la asociación y llevo a cabo los seguimientos cada cierto tiempo de cada uno de los gatos que están en su nuevo hogar. 
Afortunadamente ya hay nuevos integrantes que me ayudan para esas labores, pero yo sigo siendo la persona que supervisa todo y da el visto bueno para que una adopción se realice (siempre con la ayuda de mi compañera Ana Rama).
Todo esto conlleva un trabajo complicado y necesario a la vez, porque cuando un gato entra en nuestras vidas y nos proponemos ayudarlo, debe ser desde que llega a nuestras manos hasta que su vida en este mundo se acabe.
En el tiempo que llevo encargándome de las adopciones de los gatos de esta asociación, he tenido buenas y malas experiencias. Desde personas con un gran corazón como el de Susana, que adoptó a Tara (ahora Brigitte), una gata carey muy pequeña que tiene una pata atrofiada, y que supo mirarla a los ojos sin importarle su invalidez, o el caso de Leti, que quería adoptar a un gato y no se decidía entre tres (Valentino, Julieta o Cloe), así que me preguntó quién lo necesitaba más y con Cloe se quedó porque era la que aún estaba en la calle, a pesar de ser una gata con muchos miedos. Hasta otras personas que vienen preguntando si tenemos gatos con ciertas características por simple capricho o que se niegan a adoptar por no estar de acuerdo con el compromiso de castración ya que quieren hacer criar a su gato/a.
Todas las experiencias, buenas y malas, tan sólo nos dan más fuerza para seguir, para continuar ayudando a esas almas errantes que tanto nos necesitan y que sin nosotros no serían nada en una sociedad que no los ve porque para ella aún son invisibles.
Esa es mi principal labor en esta asociación, entre muchas otras. Llegué aquí con muchas ganas y seguiré con las mismas ganas para ayudar a todos los gatos que pueda, al igual que hice con mis dos gatas. Ese era mi propósito desde el principio y lo sigue siendo a día de hoy. 

Arantxa Díaz – “Vocal de adopciones y acogidas” de la asociación Cuatro Gatos Cartagena.